Siguiendo las interesantes notas facilitadas por el profesor de Ciencias Sociales, Toni Pitarch, podemos empezar diciendo que las construcciones de épocas anteriores a la nuestra eran ecológicas, es decir, que dependían del tipo de materia prima propia de cada zona. En terrenos montañosos donde abunda la piedra, ésta es la base para construir y las paredes suelen estar hechas de ese material, que además es mucho más útil para evitar las incomodidades propias del frío y del calor. En Morella y muchos otros pueblos del interior tenemos buena muestra de ello.
En la Plana, en cambio, los suelos están fundamentalmente formados por materiales arrastrados por el río Mijares como arena, grava, arcilla..., con los que se suelen levantar las construcciones, reservándose la piedra para obras especiales como son los porches de época medieval de la Plaça la Vila, la Iglesia Mayor y demás edificios principales de la ciudad, en este caso, de Vila-real.
Con la llegada de la década de los sesenta y el abandono de la economía agraria, en nuestra ciudad ocurrió lo mismo que en el resto de pueblos: se empiezan a construir edificios de pisos, en general de baja calidad para la gente que no suele dedicarse a la agricultura. Las personas con más recursos optan por hacerse una casa.Este tipo de vivienda unifamiliar, que encontramos en el centro de la ciudad, es más bien estrecha y la razón de ello estriba en la utilización de madera de mobila para las vigas ,de una sola pieza, y que no miden más allá de los cuatro o cinco metros de largo. Los troncos solían bajarse por el río Mijares desde pueblos del interior como Montanejos.
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